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Mostrando entradas de 2013

Tupper Sex

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La semana pasada me invitaron a un Tupper Sex. El primero al que asistía. Y lo hice con una mezcla de curiosidad y escepticismo. Personalmente los aparatitos de plástico no me ponen nada, de hecho me causan bastante rechazo si la idea consiste en utilizarlos a solas. Contemplar esos enormes falos dotados de las más extrañas y antiestéticas tecnologías, con ruedas metálicas, bolitas y 20 posiciones no causaron en mi el efecto esperado por la comercial, que animó la velada con interesantes anécdotas personales. Cuatro maridos, adicta al ejercicio con bolas chinas y con una piel sedosa gracias a un lubricante vaginal, son buenas razones para convertirte en organizadora de noches de látex y cuero. Y no digamos de los dilatadores anales... Ni Christian Grey hubiese logrado que me animara a probarlos! La visión del cuarto rojo de placer se convirtió al instante en una mazmorra de la edad media. Ungüentos de olores y sabores para camuflar el olor y sabor de la madre naturaleza. Conejitos,

La becaria

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Basado en hechos reales. Los nombres han sido cambiados para preservar los lazos de compañerismo tan útiles en estos tiempos… La nueva becaria es una belleza natural, sin artificios, delgada por arte y magia de la genética y, para colmo de males… extremadamente inteligente. Han colocado su mesa al fondo del departamento de marketing, dotándola de una vista espectacular de los casi cuarenta empleados, que ocupan la planta siete de una conocidísima marca de moda. Su objetivo es transformar su contrato en prácticas por un futuro prometedor con sólo demostrar su profesionalidad, y hacerse un hueco entre las compañeras que podrían ayudar en esa tarea… (…) Han pasado tres meses y le han aumentado las horas! Todo marcha según el plan. Ya ha asumido que “El diablo viste de Prada” no es ficción… en un ambiente femenino (y super pijo) por excelencia, se las ve y desea para combinar las prendas de su armario, para que parezcan nuevas y de rabiosa actualidad, ha ap

Los amantes pasajeros

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Que no me sobra el dinero, es algo que ya sabéis todos los que aparecéis por aquí de vez en cuando. Así qué imaginad lo que duele ir al cine y pagar los casi 10 euros, para comprobar como se cae un mito. Después de convencer a mi acompañante de que Almodóvar es, sin duda, la mejor opción y enumerar todas las razones por las que ha de dejar de lado su animadversión ante el director manchego, incluidas las típicas utilizadas por las mujeres: -Por favor, hazlo por mi... (acompañada la frase por zalamerías varias), nos sentamos en las incómodas butacas y en la espera de que empiece la película, nos fijamos que los espectadores tienen algo en común. Parece que acaben de bajar del autobús del imserso! Se apagan las luces y susurro: -Ya verás... va a ser muy divertida. Entre el elenco de actores que aparecen y el guión made in Almodóvar, es imposible que no te guste... A los diez minutos empiezo a sufrir. Dios mio! Qué les ha pasado a Cruz y a Banderas??  Mentalmente cruzo los dedos, es

La guerra de sexos.

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Siempre he defendido la igualdad entre hombres y mujeres. Siempre creí que la educación es la base que puede acabar con actitudes estereotipadas. Estaba equivocada. Lo supe en el momento en el que Hugo me preguntó a gritos, dónde estaban las tijeras, que se encontraban a dos metros de él. Justo en el mismo lugar donde reposan desde siempre. Definitivamente, los hombres y las mujeres somos diferentes. ¿Conocéis a alguna mujer, amiga, hermana, compañera,... qué no haya dicho en más de una ocasión: -No me entiende, no se pone en mi lugar. Es como hablar con una pared. No sirve de nada.-? El diálogo está sobrevalorado cuando los interlocutores no hablan el mismo idioma. La gran temida frase (temida por los hombres, claro): -Tenemos que hablar-, suele dar como resultado un monólogo que sólo sirve para desahogar las pequeñas frustraciones cotidianas. Ella sueña aún, con el príncipe azul que volverá a casa, tras haber derrotado al dragón come princesas (jefes sin empatía hacía la vida f

El talento anónimo

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Supongo que no soy la única a la que le indigna ver, cómo personas con gran talento, pasan por esta vida sin más. Intentando sobrevivir sin haber conocido el reconocimiento y la satisfacción de vivir de los frutos de un don. Un don que parece estar reservado a los que nacieron en una cuna u otra. Aún cuando el talento verdadero y genuino no conoce de cuentas corrientes. Quien diga que el dinero no provee de felicidad, o tiene los bolsillos llenos (y siempre los ha tenido), o ha asumido resignado lo que el destino le ha deparado. Yo sigo soñando y eso me hace permanecer despierta. Sigo trabajando para esquivar las líneas que se trazaron sin mi consentimiento. Pero otros no creen lo suficiente. Hoy va por ellos. Tengo una "pastel-hermana" (descripción de un pequeñajo de cinco años, con unos ojos como platos al ver a Goku en su pastel de cumpleaños). Tras años de desempleo, y deslizándose por un túnel cada vez más oscuro, decidió llenar sus horas en algo que ocupase su mente

Kit Antiestrés

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Vaya semanita! Los adictos a la información se sorprenden día a día, de la gran capacidad de sorpresa que tenemos los humanos. Y la sobredosis de espanto está aumentando los niveles de estrés. Somos muchos los que hemos pasado en los últimos tiempos, de sentirnos algo nerviosos, a comprobar como el cuerpo sucumbe a horas insomnes, pensando en soluciones descabelladas para sobrevivir al caos de una nueva realidad. En el último año he visitado a mi médico de cabecera, prácticamente las mismas veces que visité a mi ginecólogo cuando estaba esperando a Hugo. Y la respuesta siempre es la misma. Un estado de estrés excesivo hace que tus defensas bajen... Pues tal y como está la seguridad social, tendré que encontrar la manera de hacerme con un ejercito nuevo, ya que el mío se pasa más tiempo en huelga que trabajando. La falta de tiempo y sobre todo de ingresos suficientes, hacen imposible las opciones típicas para aligerar mi mochila de preocupaciones. Gimnasio, clases de danza árabe (Ay!

El tren de la vida

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Siempre he creído que la vida es como un tren de mercancías. En ocasiones, te conviertes en maquinista y son esos instantes, en los que tomas el mando, cuando consigues cambiar el rumbo escogido al azar. Tomas el control de un futuro inmediato, que con suerte, te llevará a la realización de un sueño. Pero en la mayoría de trayectos, el que ocupa la locomotora no cuenta con la opinión de los pasajeros. Si rescatásemos los sueños que teníamos de niños, si fuésemos capaces de volver la vista atrás y despegar del álbum esa foto desenfocada, la mayoría de nosotros nos volveríamos a meter entre las suaves sábanas de nuestra cama, para no querer levantarnos más. Yo quería ser escritora. Quería viajar y escribir acerca de lo que veía y vivía. Pero a mis quince me volqué en esa otra pasión. Esa que me hacía rellenar cuadernos con vestidos imposibles, maniquies estilizadas decoradas con galas horrendas que mis amigas veían tan cool. Recuerdo una charla con la profesora de diseño. Nos pregu

Un sistema a la deriva.

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Vaya escándalo que se ha montado! Si hacemos caso de eso de: "lo importante es que hablen de mí, aunque sea mal", no nos está yendo nada mal... España y su gobierno, de gomina y trajes a medida, ha sido portada de todos los medios internacionales. Hoy el mundo, posiblemente, ya sepa ubicarnos en el mapa. Sobres, anotaciones con letra fina en cuadernillos, donde hay que sobrescribir hasta el título de saldo, declaraciones apresuradas, desmentidos que no desmienten nada, y el cuarto poder haciendo uso de de esa "libertad", que ya nos parecía a muchos, una moda del siglo pasado. Dinero negro que viaja hasta convertirse en "verde dólar". La indignación que empapa millones de hogares de españolitos, pidiendo dimisión. Nunca he creído en la política. Creo que el que llega a la cúpula de un partido, ha debido dejar por el camino el cadáver de la renuncia a una vida. La empatía se hace imposible, si tu vida se resume en ejercer el poder que te conferirá un c

Nuri y el amor.

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Mi vida amorosa está a medio camino entre el diario de Bridget Jones y una mala teleserie venezolana. A mi precocidad con las letras, se sumó un pronto despertar en asuntos de amoríos. A los trece me enamoré perdidamente de un chico de dieciséis, con fama de rompecorazones. Él me dio mi primer beso. Aún recuerdo mi espanto cuando el beso se transformó en un morreo en toda regla. Horrorizada, y temiendo por mi vida por la falta de aire, mi cabeza repasaba la poca información de mis archivos catalogados en el apartado de sexo. Me pasé años colgada de ese imberbe, que me usaba cual clinex dejado en el bolsillo de la bata. Pasé mis años de adolescencia, luchando por encontrar a la persona que me viera antes de ver mis enormes protuberancias mamarias. Hubo quien me llegó a querer de verdad... pero en esas ocasiones, mi rebelde coranzoncito ya se había fijado en el próximo que me haría llorar por las noches. El padre de mi hijo fue un bálsamo de aceite en una época dónde había determin

El señor Nistal

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El señor Nistal era el pilar que soportaba los cimientos de casa. El encofrador que asegura una buena construcción. El suelo firme y el techo que protege de la madre naturaleza. Albañil de profesión, nunca le oí quejarse del duro trabajo que ejercía. Recuerdo de niña, recorrer Barcelona en aquel Renault 12, mientras mi padre, cual guia turístico, ennumeraba los edificios en los que había trabajado, como uno de los primeros gruistas allá por los sesenta. Recuerdo su orgullo y mi admiración. Era una enciclopedia andante. Siempre tenia respuestas, y si no las conocía, las buscaba hasta encontrarlas. Por casa pasaban familiares, amigos, vecinos... en busca de Amador. Si necesitaban hacer una gestión y desconocían el proceso, papá les guiaba por caminos burocráticos como el mejor de los asesores (yo alucinaba de qué papá supiera de tantas cosas, trabajando como trabajaba de sol a sol). El señor Nistal me compró mi primera colección de libros, y la segunda y la tercera... Me regaló los

Dones genéticos

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Mi expediente academico habla de dos dones, que me fueron concedidos por el mero hecho de apellidarme Nistal. Una facilidad innata para asimilar la información que se daba en clase, ahorrándome horas de estudio. En los días previos a los exámenes finales, mis compañeras se dejaban los codos frente a los libros, mientras yo me dedicaba a leer novelas y la mítica Superpop. Las notas no bajaban del notable alto y los sobresalientes en matemáticas, literatura y sociales, disculpaban una actitud, no muy acorde con el catolicismo impuesto en el centro, al que me dedicaba a desafiar continuamente. Recuerdo a la Madre Josefina en su despacho diciéndome: -Nistal, si sus notas reflejasen su actitud, la expulsaría una semana. No me obligue a ello. Gracias a una buena herencia genética, terminé mis estudios sin conocer el esfuerzo. Y gracias a mi actitud, nunca soporté el peso del cartel de "empollona". Mi segundo don que se intuye al leer los informes trimestrales, es mi incapaci

Los Reyes Magos existen!

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Yo, que a los cinco años descubrí el engaño que se escondía, tras la noche del cinco de enero, hoy me declaro la crédula más devota, de esos tres señores barbudos que montan en camello. De niña, no me cuadraba que esos enormes rumiantes con joroba, pudiesen aterrizar en el balcón de casa, teniendo en cuenta, que entonces vivía en un cuarto! El papel de regalo se parecía, sospechosamente, al mismo que había visto días antes en el cuarto de la plancha, y el pan dejado la noche anterior, desaparecía sin dejar migas en el plato... Mis padres nunca tuvieron en cuenta lo puñeteramente perspicaz que era su hija menor. La magia no estaba hecha para mi. Mientras mis amigas se embobaban frente al televisor viendo a David Blaine, doblando cucharas, yo me aburría soberanamente, sabiendo que detrás de todo sólo hay un buen truco. Pero siempre creí en Campanilla... “Si quieres volar, sólo tienes que pensar en cosas alegres” . Y ésto , aderezado con cinco interminables meses, de hacer de la búsq

Bienvenida al 2013

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Siguiendo el curso de los últimos meses del 2012, decidí terminar el año reinventando esa noche. Rompí con tradiciones familiares, asumiendo las consecuencias que se derivaron de tamaña valentía, y despedí ese fatídico año laboral, con amigos practicamente estrenados (no por ello menos importantes...), y la persona que, con paciencia, ha teñido mis días grises con todo el abanico del pantone. Brindé por las nuevas oportunidades, que empiezan a ser una rutina en mi vida, por la ilusión aún presente, por lo que me deparará el nuevo año, por el primer beso recibido, por la voz aguda al otro lado del teléfono, deseando a su mamá feliz año... Puedo decir que fue una buena noche, que las ausencias no se compensaron, pero fueron más llevaderas que otros años. Pues bien, el día dos, mi cuerpo de treinta y tantos, me recordó que ya no es una buena idea enfundarse en un minivestido, en pleno invierno, por mucho fin de año que sea. Si existiesen tiendas de venta y compra de mocos, como las ha